viernes, 27 de noviembre de 2009

Habría que soñar


Mujer a la orilla de la mar (agua y concreto efímeros) Dntzl. CU, Mx 2009

Demasiado ruido no apaga el silencio
demasiado silencio tiene miedo...


Quien sabe…
deberíamos de mirarnos en los otros,
los otros que no son si yo no los miro.

Esta urgencia irnos nos está dejando ciegos,
este correr tras espejismos que duermen en vagones del metro,
en el bus que lleva a casa,
la casa que apenas conocemos,
el poco tiempo que nos queda,
las mínimas palabras que nos faltan,
los muchos decires y los pocos quehaceres.

Nos volamos los ojos para no verlos (a los otros),
y una vez ciegos, nos ponemos unas gafas,
mortificamos la cara,
nos hacemos delgados para no tocarlos,
olvidamos sus nombres,
derretimos cera sobre sus pasos,
marcamos a hierro y fuego la distancia,
los otros que se van,
los ninguno que se queda.

Quien sabe...
Tal vez habría que soñar como si los sueños
no fueran párpados arcaicos
navegando inciertos en un baúl de llaves extraviadas,
como si no nos habitaran imposibles mariposas de ojos ciegos,
amargos calendarios al final de una despedida.

Habría que soñar como si los sueños
no fueran callejones sin vuelta de hoja
o inmóviles piedras anhelando ser un campanario.

Habría que soñar
como si los sueños fueran pájaros de espuma,
caracolas amarillas,
cuerdas de una pianola inventando una canción
en la punta de los dedos,
voces de ocarina nocturna en busca de pasos,
palpitar de aliento húmedo soñando
tenderse a la orilla de una mar en calma
o callejuelas de luna sonando a piedra antigua
en los portales de la casa donde habitan los besos…

Quizá solo habría que soñar...

martes, 24 de noviembre de 2009

¡Con la Rabia de Vivir!

El Gran Blas Villalpando, Foro sOl y LUna, Querétaro, Noveno 2009

Como si nunca el viento arrancara las hojas,
como si las manos fueran palabras que declaran no la verdad absoluta
(brutalmente inexistente),
sino la verdad de un corazón inmarcesible,
como si las miradas fueran aves que nos tocan la piel suavemente
y no quedara más remedio que sonreír,
como si los sueños no fueran milagros
sino posibilidades,
como si el cuerpo no fuera un simple saco
de huesos y pellejo,
sino la voz más profunda,
el único vehículo del arte,
la tragicomedia que nos mueve,
como si tus pasos fueran el camino a seguir…

Así, Blas,
hermano querido
en tu nombre una oración
que nos une desde los más profundo de este corazón abierto!

Con amor, respeto y admiración

Lucas Matus, Ximena Juliett & Denyitzel Ramos