domingo, 26 de abril de 2009

Lunamarga






El misterio no estaba en la máscara que era incapaz de socavar su garganta
o en el maquillaje de hielo que algunas veces por las tardesnoche se ponía,
ni tal vez en la tierra hecha polvo que arrasaba impúdico sus pantos negros al compás de una danza azarosa y sombría.
Tampoco importaba el periplo de uno de sus nombres que esa noche no acababa de llegar
o su voz que se arrastraba serpiente y sonora por los caracoles del viento crepuscular.
Ni siquiera vaya,
el secreto estaba en los pájaros de espuma que sus manos densas en las alas del hálito noctífago
sabían dibujar.
El misterio era,
que esa mujer de ojos alfileres y sombrero verde
silencio distante,
pasos pájaro,
telúrico vientre
tenía dos nombres consecuentes



un solo extravío…

Abril 24, 2009
En los caminos de Ecatepec

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