viernes, 2 de octubre de 2009

Negro oscuro

Negro oscuro colgado en el mercado de pulgas de la lagunilla, D.F. Mex, 2009


JojojojojoJOJOJO

Ps no sé donde me perdí, el caso es que en el aviso clasificado del mismísimo periódico anterior venía un anuncio que decía así:

El vociferante es un poeta arrepentido, de ahí su exaltación.

Total, cuando vas al link que tiene de referencia (porqué en esta época de troyan warm, los teléfonos ya son obsoletos), te encuentras con la siguiente y extraña forma de narrar el hecho (¿no era un aviso clasificado?)
}:-[]¨.."../.~¬
Negro muy oscuro
.
...Me contó mi sombra que por debajo de la lengua...
DB

Porque no me miran a los oídos
gritó a diestra y siniestra
el (desaforado) conductor del auto negro oscuro,
tras sus gafas de color negro oscuro,
una noche donde nadie contestaba
y solo se oía un ruido parecido a un sonido negro oscuro.

Bbbzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz

Más tarde,
veinticinco veces bbbzzzzzz,
fue a sentarse donde otros colegas tan dudosos como él
y su traje negro oscuro.

Ante tan profundo bbbzzzzzz,
las miradas de todos los ausentes,
miríadas,
legiones infinitesimales de miradas
(miríadas, insistió el ciego),
cual ojos de moscas
frente a la miel atrapada en un tarro de cristal ambarino
se oscurecieron,
que remedio,
en el vacío de una canaleta diseñada por EmCi Escher.

Con los labios morados,
azulosos,
casi negro oscuro,
el conductor del auto negro oscuro
vertió sus últimas lágrimas diatribas
al darse cuenta del desprecio de Fuenteovejuna por las corbatas rojas
y la ausencia de poesía en las calles de Moneda esquina con Iesus maría.

Ayes,
ashes
y auches
salidos de boca de todos y ninguno,
se escucharon esa misma tarde u otra cualquiera,
a la salida del café botica en el quiebre de Regina,
casi esquina con Mesones,
donde un obsexo señor de traje negro oscuro
se reía a carcajadas (hasta la micción involuntaria)
sin saber ni siquiera o en aras de qué.

Días bbbzzzzzz,
nunca semanas después,
el conductor del auto negro oscuro
con los puños crispados,
como pudo sacó un pañuelo negro oscuro
del bolsillo exterior de su saco negro oscuro
(tremenda hazaña lasagna, ya que tenía los puños cerrados)
y sin comprender bien a bien el resultado,
se retiró a hacer un auto negro oscuro
de contradictoria contrición voluntaria
por los siglos de los siglos.

Emán.



Al sur de la furia...

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